21 de abril de 2008

Sin límite [Migdalia Mansilla]


Sin límite




fui corriendo hasta la otra esquina
me dijo la vecina estaban vendiendo:
algo de amor
un poco de risa
y cuencos para la tristeza


llegué tarde
la cola era tan larga
que la gente desesperada
se arrancaba la camisa
vociferaba contra todos
los ojos inyectados de rabia
de los que pudieron seguir
-me cuentan ellos-
lograron avizorar
lo que quedaba
tres cuencos para la tristeza
los llevaban:
una anciana
un mendigo
y un niño con mocos en la cara




Migdalia B. Mansilla R.
24/02/08
Todos los Derechos Reservados
(¡Al fín lo supe! Son los Derechos de quienes torcidas llevan el alma)